La respiración es un mecanismo innato con el que todo ser humano venimos a este mundo, es lo más vital que existe. Basándonos en esa grandísima importancia, actualmente en esta sociedad existe una disfunción respiratoria, debida a múltiples causas como: el estrés, falta de tiempo para el autoconocimiento, posturas no adecuadas y mantenidas, alteraciones en el estado emocional, y un gran etc.
Anomalías en la cantidad y modo de entrada de oxígeno, pueden repercutir en nuestro organismo en muchos aspectos como dolor muscular, estreñimiento, falta de motilidad y movilidad de las vísceras pélvicas, deficiencia en circulación linfática, bloqueo del músculo diafragma, desequilibrios bioquímicos, columna cervical más rígida, alteraciones en el músculo cuadrado lumbar y psoas iliaco, y un gran etc.
Además añadir, la importancia de un buen mecanismo respiratorio a la hora de realizar actividad física para proporcionarnos seguridad y técnica.
De todo lo dicho y más, justifica la importancia del mecanismo ventilatorio y su reeducación.
Conocer mejor nuestro cuerpo, introducir una correcta técnica respiratoria, realizar ejercicio físico terapéutico y conocer aspectos ergonómicos en las actividades de la vida diaria, va a conllevar una mejora de la postura, que está asociada a una calidad de vida y bienestar.
No hay que olvidar, que la postura forma parte de la comunicación o lenguaje no verbal, es decir dice constantemente información de nosotros/as, y además no sólo eso, sino que el mejorar la postura contribuye a un aumento del autoestima de cada uno/a de nosotros/as y a interaccionar de manera más eficiente y con más seguridad con el entorno.
Estamos hechos/as para el movimiento, necesitamos movernos para que todo nuestro organismo se mantenga en plenas facultades de bombeo, de irrigación, para mantener las articulaciones sanas y libres en toda máxima amplitud para la cual han sido diseñadas.
Son importantes los ejercicios específicos, pero también lo son los ejercicios globales, hay que aprender a movernos de todas las maneras posibles, a respirar y conocer mejor nuestro cuerpo. El movimiento junto a la alimentación son los mejores “fármacos” que existen, y no sólo eso, al realizar actividad física se liberan hormonas como la serotonina, la dopamina y endorfinas que están ligadas al bienestar, la calma, la felicidad.